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Ante la cancelación del programa DACA, a Mayra Garibo le negaron el permiso para salir del país a enterrar a su padre, quien falleció en un accidente en Sinaloa. No le quedó otra opción que seguir a la distancia el sepelio, un dolor por el que le reclamó directamente a Trump en un tuit.

LOS ÁNGELES, California.- Mayra Garibo no ha parado de llorar. Hace dos días recibió la mala noticia de que su padre falleció en México, una situación que la hizo recordar lo vulnerable de su situación actual en este país: es dreamer. En Los Ángeles, donde ha vivido desde hace 17 años, las autoridades migratorias le negaron un permiso especial para salir inmediatamente del país y asistir al sepelio.

Este viernes su padre fue sepultado en el estado de Sinaloa, México, y ella tuvo que conformarse con ver parte del servicio fúnebre en su celular, a través de WhatsApp.

“Yo tenía el derecho de despedirme de mi papá”, expresó con dolor Mayra en una entrevista con Univision Noticias. “Cuando salí del edificio de Inmigración me dio tanto coraje saber que no podía despedirme de mi papá y que no estaba en mis manos. En ese momento sentí que no tenía nada de poder, que era algo de lo que no tenía control”, lamentó.

El jueves, Mayra, de 25 años y estudiante de Administración de Empresas en la Universidad Estatal de California Domínguez Hills, en sur del condado de Los Ángeles, fue sorprendida con la noticia de que su padre, Guadalupe Garibo, de 42 años, fue encontrado sin vida esa mañana en el patio de sus vecinos. Medios locales reportaron que el hombre cayó desde un segundo piso el miércoles y su cadáver fue descubierto hasta el día siguiente.

“Tenía (casi) 20 años de no ver a mi papá”, contó Mayra. “Lo que pasó ya es mucho dolor, pero lo más difícil es no poder despedirme de él”.

Confiada en que tenía suficientes pruebas para solicitar un permiso para viajar al extranjero (advance parole) por razones humanitarias, Mayra se presentó en la Oficina de Naturalización y Servicios de Inmigración (USCIS) en el centro de Los Ángeles. Llevaba el acta de defunción de su padre ya avalada por un notario público.

Ella pensó que saldría directo al aeropuerto, pero tras la cancelación de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) esa opción también se eliminó. Un agente migratorio le dijo que su caso tenía que ser procesado en Washington DC y que la aprobación tomaría semanas.

“Les dije: ‘este es mi caso humanitario, a mi papá lo van a enterrar y no tengo semanas para esperar’. Pero básicamente me dijeron que no podían hacer nada”, dijo Mayra.

Al abandonar el edificio del gobierno el viernes, Mayra se sintió “castigada” por las estrictas políticas migratorias del presidente Donald Trump. Con ese sentimiento, tomó su celular y escribió un tuit dirigido directamente al mandatario.

“@realDonaldTrump mi padre al que no he visto en más de 20 años falleció ayer debido a un accidente. Al ser una beneficiaria de DACA se me negó el advance parole. ¿No era lo suficiente como para ‘merecer’ despedirme de mi padre?”, publicó en la red social.

Mayra, quien además trabaja en una distribuidora de alimentos, dijo que ha compartido su caso para que otros dreamers no pasen por el dolor de no poder viajar para sepultar a un ser querido.

Su deseo era darle el último adiós a su padre con música de la banda El Recodo, su grupo favorito. Desde su celular, ella siguió la misa este viernes todavía, gracias a una tía paterna que transmitió la ceremonia a través de su celular, negándose en aceptar su partida. “Pensaba que no era mi papá quien se encontraba en el ataúd. Me dolió tanto no estar ahí”, relató entre lágrimas.

El sábado pasado fue la última vez que Mayra conversó por teléfono con su padre, quien se quedó en Sinaloa cuando ella, su madre y su hermano menor (ahora de 21 años y también beneficiario de DACA) emigraron a Estados Unidos en el año 2001. “Me dijo que estaba tratando de que nos arreglaran papeles”, recordó.

La joven ya había tratado por distintos medios de aprovechar el programa DACA para viajar a Sinaloa. Una de sus opciones era un programa del Centro de Estudios California-México. Desde 2012, más de 120 dreamers se han reencontrado con sus raíces y familiares en México gracias a esa iniciativa.

“Me habría dado la oportunidad de ver a mi papá”, lamentó ella de no haberlo hecho.